jueves, 13 de mayo de 2010

COINCIDENCIAS... DE CUPULA SINDICAL???

QUE JAMAS QUERRÍA ESCUCHAR UN TRABAJADOR DESCLASADO

Por Marat

Caen grandes corporaciones, quiebran grandes empresas, millones de trabajadores van al paro, se suicidan en un año cerca de 40 trabajadores franceses de la empresa France Telecom, quiebran países arrodillados ante el ataque de los tiburones de las finanzas mundiales, la gente de muchos países sale airada a la calle pidiendo que corra la sangre de las sanguijuelas. A ti nada de eso te importa.

Tienes tu 4X4, tu chalet adosado, tus 100.000 cachivaches tecnológicos e inútiles. Tu TV LED ocupa con su tamaño pretenciosamente ridículo el centro de tu salón fortaleza familiar. De noviembre a mayo no perdonas un puente, si están abiertas las pistas de nieve, practicas el padel con tu jefe los jueves y los veranos los dedicas a salir con tu pequeño velero por La Manga del Mar Menor.

Entre tu buen sueldo y el de tu mujer juntáis cada mes una bonita cifra y, aunque estáis hipotecados hasta las cejas, no os priváis de nada. Hasta bodega eléctrica tenéis en la cocina de tu domótica casa, en la que salta la alarma si ese día te has tirado un pedo más sonoro de lo habitual.

Tienes alarma electrónica en la entrada de tu casa, como todos los que creen con fe ciega que la propiedad privada es un derecho sagrado.

Contigo no van las huelgas ni las algaradas callejeras. Eso es cosa de perdedores y resentidos, piensas. Y puede que no te falte razón. La gente sólo sale a la calle cuando lo ha perdido todo. Sólo la desesperación hace revueltas. Claro, que eso a ti no te pasará, crees.

No terminaste tus estudios universitarios pero siendo un chico listo, aprovechando tu ocasión cuando despidieron a tu jefe inmediato, diciendo a todo “sí señor”, lamiendo muchos culos a clientes, y metiendo horas como un tonto, has llegado a hacerte necesario en esa asesoría laboral en la que trabajas de lunes a viernes y algunos sábados también. El dueño de la empresa te aprecia: eres un perro fiel, productivo y obediente que no ha faltado un día a su trabajo ni aquél en el que murió su madre.

Tienes la expresión “mi empresa” en tus labios constantemente, como si fueras a heredarla y una vez que supiste que uno de tus compañeros era de la CGT te burlaste de él considerándole un antiguo y un buscarruidos.

Como tú hay millones de triunfadores, claro que a otra escala, menor, menos brillante que la tuya. Pocos pueden tener tu brillo, aunque no te hayas dado aún cuenta de que el que tienes es el prestado por tu jefe, que te alimenta un poco mejor que al resto de sus perros, para que seas ejemplo de triunfadores obedientes y humildes con el poder, y prestado también por los 5 bancos y las 70 tarjetas de crédito con los que estás casado hasta el día de tu muerte.

Ahora, con esta crisis inesperada que, como tú dices, será coyuntural y viene de un mal cálculo de los activos financieros de máximo riesgo -¡cómo te expresas, gladiador de los negocios, invicto paladín de la empresa!- pero que está durando más de lo esperado, ha habido que hacer, ¿cómo se dice? ¡Ah, sí!, reestructuración de empleo en la empresa y han tenido que “salir” de ella un 20% de los empleados pero el jefe te ha dicho: “¡Tu tranquilo, a ti no te afecta! Sabes que no puedo prescindir de tus servicios porque eres mi mano derecha”...justamente la que usa para limpiarse el culo cada mañana.

Pero no, tu no eres una pieza reemplazable, tu eres I-N-S-U-S-T-I-T-U-I-B-L-E en la empresa o eso te dices cuando te despiertas últimamente algunas mañanas bañado en sudor frío, con la boca seca y una angustia en el pecho que amenaza rompértelo.

Seguro que, como tu, otros millones de triunfadores o que creen serlo porque están pagando una hipoteca, tienen un modesto coche de gama media y veranean una semana al año en Zahara de los Atunes o en Gandía, sienten esa misma opresión en el pecho muchas mañanas al despertarse pero entran todos los días por la puerta del trabajo, como el cornudo en su casa, con la cabeza gacha, la resignación bien instalada en el hueco que les ha dejado su menguada hombría y el espíritu lacayuno predispuesto al sí señor, no sea que un mal día el jefe de Recursos Humanos les llame a su despacho con rostro fingidamente sombrío.

Eso sí, tienes tu alma contestataria, cómo no, tú que corriste en segundo de carrera, cuando estabas en Derecho, que es lo tuyo, delante de la madera por....aquella chica maoísta que tanto te gustaba y que tenía un par de tetas como dos...

Pues eso, que acodado en la barra de esa cervecería tan “cool” a la que sueles ir con otros hombres de éxito como tú, despotricas de los políticos, los sindicatos que son unos vendidos, y lo son, menos mal que tú en tu integridad jamás dirás nada contra tus jefes, los grandes empresarios, los banqueros o los especuladores que han provocado esta crisis. Ningún perro muerde la mano que le da de comer y, como tu dices, los empresarios arriesgan su dinero y los políticos el de todos y eso que tu trabajo es el de asesorar a unas cuantas empresas y fortunas cómo defraudar, perdón, pagar legalmente menos a Hacienda. Escuchándote de cerca se diría que no eres consciente del pedazo fascista que estás hecho.

Matarías a tu propio padre si él pusiera en peligro lo que tanto esfuerzo te ha costado lograr, lo que con tanto afán has logrado, aunque sea a costa de no tener tiempo para ti, de no haber tenido hijos porque “los hijos atan”, de llegar a casa a las 11 de la noche y salir de ella a las 7 de la mañana, de no saborear desde hace mucho tiempo el placer del tiempo perdido de una mañana mirando el color de la primavera en El Retiro, de tener tiempo para mirar a tu mujer a los ojos durante horas y acordarte de lo que un día sentiste por ella, de gozar de unos amigos que lo sean de verdad y no lo que marca el interés material de tu trato con compañeros de trabajo, clientes o gente de tu status.

A lo que tienes le llamas calidad de vida. La calidad de vida de las cosas que dan la dimensión y el valor de tu persona por su precio.

Y es todo eso lo que temes perder cuando, por las noches, sin poder conciliar el sueño pero haciéndote el dormido para no hablar con tu mujer, porque hace demasiado tiempo que no hablas de nada interesante con ella, no sea que vuelva a hablarte de lo bien que le ha quedado la mamoplastia a su amiga Vanesa, sientes que en tu cabeza no hace más que dar vueltas la posibilidad de perder el trabajo porque la empresa no va bien. Cómo ibas entonces a pagar todas esas letras. Con el dinero que gana tu mujer no ibais a poder mantener este tren de vida. Tendríais que desprenderos de cosas: el padel, el gimnasio, uno de los coches, la casa La Manga, el velero,... Perderías a tus amigos y contactos. Habría gente que se haría la despistada cuando te viera. ¿Qué sería de ti entonces? ¿Qué serías tú? Nada, un número más en las estadísticas del paro, un perdedor, como todos esos resentidos que tanto desprecias. Y ella, tu mujer, ¿continuaría tu lado, o se iría con aquel médico que tiene varias clínicas de estética, con el que ella dice que nunca tuvo nada pero que tú sabes que al menos un escarceo hubo.

Ya no tienes 30 años. Has atravesado ya esa edad difícil de los 40, que golpea de un modo más dramático a quienes caen en el paro.

A pesar de todo, no saldrías a la calle para protestar. ¿De qué, si tu siempre has estado contento con tu suerte, con lo bien que te ha ido en la vida, con la
casa tan bonita que tienes y todo lo que has logrado alcanzar? Lo mismo que todos esos que creen que si protestan pueden perder su trabajo y con él todo su mundo material y ese sentimiento de privilegiados triunfadores, ese espíritu de pequeño-burgués satisfecho de sí mismo y de su mezquindad.

Perteneces a esa clase de gente que necesita imprimir emoción a sus vidas haciendo rafting, barranquismo, puenting o ala delta pero que, a la hora de la verdad, no arriesga ni un ápice de sus cómodas vidas para ganar un poco de dignidad, para volver a ser personas y no perros con collares de diamantes. Indigno sí, pero con Visa Platino.

Y sin embargo la ironía del destino hará que todo eso que temes perder tú, y esas imitaciones de ti mismo de todo a un €, vayáis a perderlo inevitablemente mucho más pronto que tarde porque esta crisis ha venido para quedarse; ésta no es una crisis más. Perderéis, irremisiblemente, todo aquello que impide que hoy os sintáis trabajadores y que salgáis a la calle a reclamar un mundo más justo, sin explotadores ni explotados.

Esta crisis está haciendo tambalearse hasta sus cimientos todo el edificio de corrupción, capitalismo de casino, miseria moral y especulación financiera. Ya no es una cosa de los bancos. La economía imaginaria del dinero ha parasitado toda la realidad económica y ya la ruina alcanza a las empresas, las familias, los Estados que se endeudaron para salvar a los oligarcas de las finanzas. ¿Dónde os esconderéis ahora que nos os alcance la crisis, trabajadores cobardes, cómo salvaréis vuestros cachivaches y vuestras 4 miserias de los acreedores?

¿Será entonces cuando saldrás a la calle? ¿A gritar contra quién?, ¿contra los políticos corruptos pero no contra el empresario y el banquero que han traído tu ruina porque son el modelo de tu podredumbre moral? ¿A luchar por qué objetivos? ¿Crees que merecerá la pena que otros luchen por ti y por tanto desclasado como tú, que alguien que no seas tu mismo y la cínica mendacidad de otros tantos como tú verá heroísmo en lo que sólo es miedo a perder lo que tu amado capitalismo crees que un día te dio y que sólo te ha alquilado a plazos?

Tu que siempre has despreciado la solidaridad, que has carecido de la más elemental conciencia de trabajador y de explotado ¿pretenderás entonces ser “la sal de la tierra”?

Y entonces, ¿a favor de qué saldrás a gritar, cuál será el proyecto y la esperanza que habiten en tu corazón? ¿Tal vez éste?:
http://www.youtube.com/watch?v=pEdoLKknCi0
Escrito por asaltarloscielos el 11/05/2010 02:05

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