martes, 9 de febrero de 2010

Nuevo experimento NEOLIBERAL

Lo que de verdad hay detrás de la crisis económica en Grecia, y qué enseña políticamente sobre la actual Unión Europea
Costas Douzinas

Grecia se está convirtiendo en un experimento para la nueva fase de la
corrección de curso que el neoliberalismo se propone realizar aprovechando la estela de la crisis económica y financiera.
Paul Bremer, el primer virrey norteamericano, impuso a un estragado Irak políticas económicas que el Economist calificó como un régimen "de capitalismo de ensueño". Difícilmente se halla una locución mejor para describir las medidas del plan de "estabilidad" sometidas por Grecia a la apobación de la Comisión Europea, y aprobadas ayer. El plan contempla una reducción del déficit presupuestario griego, que pasaría del actual 12,7% del PIB al 2,8% en 2012, prometiendo, además, inmediatamente, un recorte del 10% en el presupuesto ministerial, una congelación de las contrataciones de funcionarios públicos, la abolición de distintos impuestos directos y un incremento de la fiscalidad indirecta. Y por si eso no bastara, el primer ministro socialista George Papandreu anunció ayer, en un dramático discurso televisado a la nación, ulteriores medidas de austeridad sin precedentes, entre ellas, el aumento inmediato de los impuestos a los carburantes, el aumento de la edad de jubilación y recortes en la remuneración de los empleados públicos que significarán una disminución del 10% del salario para la mayoría de funcionarios del Estado, y del 40% en el caso de los académicos. Como en Gran Bretaña, las universidades reciben el primer golpe; la tan cacareada "economía del conocimiento" no es óbice para considerarlas un lujo de todo punto secundario.

Y todo eso va a ponerse por obra en el país más pobre de la vieja Europa, que cuenta con un desempleo juvenil del 25%, con un crecimiento estancado y con sus tradicionales sectores de la industria naviera, el turismo y la construcción sometidos a una indecible presión. Esas medidas cerrarán el círculo vicioso de creciente desempleo, menguantes ingresos fiscales y políticas económicas sometidas al capricho de la especulación en los mercados financieros. Empujarán a un país que se halla ya en profunda recesión al abismo de una depresión duradera y sin salida.

"Grecia se halla en el ojo del huracán de una tormenta especulativa", lamentó Papandreu en su comparecencia televisiva. Se estaba refiriendo a la degradación de la calificación del crédito griego por parte de tres empresas privadas de valoración de riesgos –ninguna de las cuales está sometida a control o supervisión algunos— y a la consiguiente especulación en los mercados en torno a la deuda pública griega destinada a financiar el déficit, especulación que elevó los tipos del empréstito soberano griego un 4% por encima de la línea de base. Se trata de una repetición intensificada del ataque que lanzó Soros contra la moneda británica en 1992 (que llevó al Reino Unido a su humillante salida del Mecanismo Europeo de Cambio) y del ataque de los especuladores a la banca británica en 2008. Y es índice capital de una desdichada situación galanamente aceptada por la Unión Europea y los gobiernos: un puñado de megacapitalistas fondos de cobertura hedge, que ya se han cargado con esa práctica a grandes bancos, apuesta ahora a la bancarrota de un país en la esperanza de que la propia apuesta ayude a cumplir la profecía y les permita ganar posiciones de ventaja en la venta cortoplacista.

No cabe la menor duda de que tanto Papandreu como Karamanlis, las dinastías políticas dominantes en la Grecia de posguerra, se han servido del empleo en el sector público y del mecenazgo para beneficio político propio, contribuyendo a aumentar monstruosamente el volumen de la deuda. No cabe la menor duda de que una substanciosa evasión fiscal, la corrupción y el clientelismo han contribuido significativamente a las actuales cuitas. Pero el remedio es mucho peor que la enfermedad, y será costeado, como siempre, por las usuales víctimas: trabajadores asalariados, grupos de bajos ingresos, campesinos con cultivos de subsistencia y desempleados.

En un horizonte más amplio, Grecia se está convirtiendo en un experimento para la nueva fase de la corrección de curso que el neoliberalismo se propone realizar en la estela de la crisis económica y financiera. Las medidas fiscales e impositivas de "estabilidad" vienen a continuar un conjunto de dogmas económicos milagreros que, aun si quebrados en 2008, siguen dominando el mundo mental de los dirigentes políticos europeos. La magia negra de la privatización, la desregulación y la financiarización ha sido teóricamente rechazada por muchos fieles de la primera hora, pero todavía impera en los ambientes de unas cuantas escuelas de negocios de elite y en la Comisión Europea. Obama lanzó el año pasado un estímulo fiscal de 787 mil millones de dólares, que incluían recortes fiscales, expansión de la cobertura del desempleo e incremento del gasto en educación, sanidad, infraestructuras y sector energético; la europea Grecia se ve condenada a la inanición fiscal. La deuda pública de Japón representa el 225% de su PIB, y se financia mediante empréstito interno, dejando sólo el 6% en manos extranjeras; Grecia se ve condenada a tomar préstamo en mercados extranjeros, sirviendo unos intereses que sólo pueden calificarse como usureros. El comisario económico Joaquín Almunia fue cínicamente claro respecto del propósito del plan de "estabilidad" al decir que Grecia necesita "más reformas en las pensiones, en la sanidad y en el mercado de trabajo". Es un desvergonzado intento de aprovechar un problema relativamente pequeño de deuda, a fin de alterar radicalmente los equilibrios de clase y la relación Estado/sociedad en un país conocido por su militancia sindical y la fortaleza de su izquierda radical.

La legitimidad de la Unión Europa se funda en principios de justicia social y de solidaridad. Joseph Stiglitz ha recordado a los europeos esas tradiciones en unas unas páginasrecientes, llamando a una emisión de bonos en euros para salvar a Grecia y a otras economías endeudadas. Un paliativo inmediato así haría las veces de un trágico deus ex machina; lo que pasa es que el fantasma neoliberal ha expulsado a dios de la máquina.

Todavía hay un aspecto más preocupante en estos acontecimientos catastróficos. Papandreu resultó elegido hace cuatro meses sobre la base de un programa de redistribución y justicia social. Ahora acaba de aceptar un programa que es exactamente lo contrario. Y eso constituye un ataque radical a la política, y la mejor expresión del odio neoliberal a la democracia. El comisario Almunia aconsejó a los políticos y a la opinión pública de Grecia aceptar las medidas propuestas añadiendo una apenas disimulada amenaza reveladora de la asombrosa idolatrización de los mercados y la fingida naturaleza de la impotencia regulatoria. Pues lo cierto es que los mercados podrían especular con éxito contra los bonos griegos, llevando a cotas insostenibles el costo de los empréstitos, sólo porque la UE ha fijado un irrealista límite del 3% para el déficit presupuestario. El resultado es que la UE empuja a Grecia desde un extremo y el mercado, desde el otro. Es una tormenta perfecta, pero movida por mano humana. Los políticos y los eurócratas han aceptado el papel de jugadores de poca monta en una economía de casino que se declara por encima de los procesos políticos.

La violenta pauperización de las masas, la rampante privatización de los servicios públicos a través de la reducción radical del sector estatal, así como la creciente dependencia de los mercados exteriores en el servicio de la deuda, equivale a una pérdida de soberanía tal, que admite comparación con la de un Estado sometido a ocupación extranjera, y trae consigo una amplia reestructuración de los activos nacionales a favor del capital y una grave crisis de legitimación europea.

Los griegos son un pueblo orgulloso. Han sido masivamente sometidos al bombardeo de los medios de comunicación, del gobierno y de académicos adocenadamente sumisos, a fin de hacerles creer culpables de los fallos de un sistema al que nadie ha votado. En Gran Bretaña estamos ya muy acostumbrados a la retórica del TINA ["No-Hay-Alternativa", por sus siglas en inglés; T.]; pero también sabemos que siempre hay una alternativa. La situación por la que atraviesan los griegos les coloca en primera línea de un ataque en toda regla a los principios europeos de democracia, justicia social y solidaridad, principios que, aunque nunca dejaron de ser un poco retóricos, hoy se hallan quebrados por doquiera. Idealmente, lo que el gobierno griego debería hacer es olvidarse de la falsa ortodoxia que convierte a Grecia en una nación tan poco soberana como Irak y llamar a un frente nacional de resistencia frente al bárbaro ataque. Una iniciativa así movilizaría el orgullo y el sentimiento de injusticia de la nación. Apartaría al nacionalismo griego de su patológica evolución reciente hacia el extremismo derechista y xenofóbico y lo acercaría más a la tradición helénica, que es la de la defensa de la democracia. Islandia convocó un referéndum para decidir sobre la devolución de su deuda; lo mismo debería hacer Grecia.

Pero no es probable, porque el partido gobernante está demasiado comprometido con el viejo clientelismo y el neoliberalismo. La falta de una reacción encabezada por el gobierno aumenta los desafíos para la izquierda griega, una de las más fuertes de Europa. La izquierda tiene la responsabilidad histórica de movilizar a la opinión pública griega contra este tsunami de idiocia e injusticia antidemocráticas. Los griegos han demostrado que saben cómo resistir, desde Antígona hasta la Atenas de diciembre de 2008. Los campesinos ya han bloqueado varias rutas en dirección norte y Bulgaria, obligando a Barroso a amenazar con acciones legales. Se han convocado para el próximo mes huelgas de funcionarios públicos y una huelga general.

La izquierda debe ser capaz, además, de movilizar a la opinión pública europea. Si el ataque a las comunidades mineras y a la NUM [Unión Nacional de Mineros, por sus siglas en inglés; T.] resultó en Gran Bretaña emblemático del primer neoliberalismo, el ataque a Grecia representa el comienzo de su segunda fase. Si Grecia cae, no ofrece duda que los mercados pasarán a atacar a España, Portugal, Italia y Gran Bretaña, y la Comisión Europea vestida con la toga de un coro trágico y lavándose las manos como Poncio Pilatos. Lo que está en juego es el futuro de la democracia y de la Europa social; los griegos deben luchar por todos nosotros.

Costas Douzinas es profesor de ciencias sociales en la Universidad de Birmingham en el Reino Unido.

Pedro Francke Ballvé


08 Feb 2010
Empieza a calentar el debate electoral. Avanzamos una propuesta de medidas urgentes que podría tener el discurso que el 28 de julio del 2011 debe dar a la Nación el nuevo Presidente electo.
LUCHA SIN CUARTEL CONTRA LA CORRUPCION
Lo justo es que no haya ni un corrupto suelto; y que Fujimori pierda cualquier esperanza de indulto. Ni una coima sin castigar. Ni un sinvergüenza reuniéndose con el Presidente, los ministros o altos funcionarios, que tienen su agenda publicada. Que se abra una línea telefónica gratuita y una oficina para recibir denuncias de la ciudadanía e investigarlas, y quienes denuncian corrupción verán sus empleos y contratos con el estado protegidos.
EDUCACION, PRIORIDAD PRESIDENCIAL
Lo justo es duplicar el presupuesto para educación en 3 años; que las trasnacionales mineras, bancos y millonarios paguen sus impuestos. Que todos los colegios de un turno, abren por la tarde para actividades adicionales y repaso, y en verano, los colegios también atienden. Que los maestros tengan por eso un mejor sueldo y los mejores estudiantes y profesores sean becados a la universidad. Que haya un programa especial para asegurar buenas bibliotecas y se recupere la educación técnica y agropecuaria.
CRECIMIENTO ECONÓMICO: VALE EL DE LAS MAYORIAS
Lo justo es que la gente gane más, no que las grandes empresas ganen más. El crecimiento económico que buscamos es el de la agricultura y las pequeñas empresas, el de las regiones y provincias del interior, donde trabajan la mayoría de peruanos. Queremos más empleos, pero de los buenos, y para eso el turismo, la industria y los servicios deben ser promovidos para los peruanos, y la buena minería tener un lugar. Los trabajadores deben tener sus derechos, sus sindicatos y pliegos de reclamos, sin services abusivas ni terciarizaciones tramposas, para poder mejorar sus salarios y condiciones de trabajo.
AMBIENTE, SALUD Y AGUA
Lo justo es que mantener un ambiente sano sea una prioridad. Ambiente sano para nosotros y para los otros, para los humanos y para la vida. La educación debe enseñar también a cuidar el ambiente. El amarre corrupto entre trasnacionales mineras y petroleras y el gobierno debe terminar. Debemos defender nuestra agua, y por ello junto a las represas y obras necesarias, tenemos que cuidar los bosques y cabeceras de cuenca donde se produce el agua. Nuestra biodiversidad, en vez de ser maltratada, debe ser la base de nuestro progreso económico a futuro.
DERECHOS PARA LOS INDIGENAS Y CAMPESINOS.
Lo justo es que los indígenas y campesinos sean consultados, y deban dar su consentimiento, antes de que se extraigan los minerales, el petróleo, la madera o el agua de sus territorios. Que se apoye su organización y que se les permita promover su propio desarrollo. Todo el país tiene que transformarse para acogerlos; el quechua, aymara e idioma nativos deben ser parte de la enseñanza en las regiones donde tienen vida, y deben ser respetados por los jueces, los médicos, los burócratas, el Congreso, las regiones y municipios, y el propio Presidente de la República.
PRODUCIENDO TECNOLOGIA PROPIA
Lo justo es entender que no hay progreso sin avance tecnológico propio y no hay soberanía sin conocer nuestra geografía y nuestras raíces. Para eso se necesita investigación e innovación, y las Universidades deben volcarse a eso. Conocer nuestra biodiversidad y su aprovechamiento debe ser una prioridad, y para eso hay que cooperar con países vecinos amazónicos y andinos, en especial Brasil.
TRANSPORTE Y SEGURIDAD PARA VIVIR BIEN EN LAS CIUDADES
Lo justo es que los limeños y citadinos en general, no tengan que perder dos horas cada día para ir y volver del trabajo, además en condiciones inseguras. El transporte urbano e interprovincial tiene que ser ordenado. Necesitamos trenes rápidos y corredores segregados, buses más grandes y revisiones técnicas estrictas. Una policía que mantenga el orden sin coimas, que se limpie internamente y actúe con inteligencia y utilizando las tecnologías modernas, al mismo tiempo que trabaja en estrecha colaboración con las municipalidades y juntas vecinales.
MAS DEMOCRACIA
Lo justo es que el gobierno deje de ser una argolla corrupta amarrada con los grandes poderes económicos. Que el Presidente y sus ministros atiendan en las regiones. Que las municipalidades y gobiernos regionales tengan autonomia verdadera y refuercen sus capacidades. Que el Congreso abra sus puertas a los peruanos. Que los lobbies sean barridos del mapa. Que los medios de comunicación dejen de estar dominados por sinvergüenzas banales.
Que tengamos una Constitución aprobada democráticamente, conteniendo lo básico: que los peruanas y peruanas tenemos derechos fundamentales, las reglas políticas favorecen la democracia y la soberanía nacional se defiende. Ocho medidas. No proponemos demasiado: sólo se trata de lo justo.
Publicado en Coordinadora Nacional de Radio el 06/02/2010

El APRA: Aliado antiobrero

Señal de Alerta
Cartavio: oprobiosos silencios que acusan
por Herbert Mujica Rojas*

10-2-2010

Sin la menor hesitación, el recio líder que fue Manuel Arévalo, habría apostrofado a los dirigentes oficialistas del Apra de La Libertad y a los de Lima, por su actitud pro-patronal, complaciente, cómplice, traidora con respecto a los justos e irrenunciables derechos de los trabajadores de la empresa Gloria S.A. en Cartavio. La historia de las luchas pasadas, el sacrificio y sed de justicia, la fraternidad de los pobres y desposeídos, son hoy por hoy y para estos líderes de juguete, asunto anacrónico, recuerdo que no hay que mencionar y la claudicación muestra sus orejas proditoras sin ambages.

El trabajador Arévalo había llegado en representación de los cañeros, hombres y mujeres de La Libertad al Congreso Constituyente de 1931, padeció prisiones, deportación y fue de esos a quienes “había que desaparecer” tal como ocurrió el trágico 15 de febrero de 1937 en Cerro Colorado al norte de Lima. Con sus claros ojos frente al mar, como alguna vez dijera Manuel Seoane en discurso inolvidable en el viejo Estadio Nacional un 22 de febrero de 1946, Arévalo pagó caro su osadía de haber militado en un partido de trabajadores y por los trabajadores. Fue torturado cruelmente y asesinado.

En uno de los principales salones de Cartavio hay un cuadro con el retrato de Arévalo. Su mirada serena de horizonte combativo está allí a pesar de la desvinculación inverosímil del oficialismo aprista con los trabajadores. ¿Hay alguna expresión institucional de apoyo irrestricto y solidaridad con las clases oprimidas por parte del Comité Departamental que “lidera” Carlos Martínez Polo? No, es la respuesta y ese oprobioso silencio confirma la sinuosidad pro-patronal.
¿Es privativo de Martínez Polo esta mudez en su locuacidad acostumbrada? No parece ser así. Lo que sí es obvio es que aquél sigue órdenes y las cumple con obediencia sin chistar y en inadvertencia flagrante de todo un catecismo y décadas de historia y evidente trabazón militante.

Días atrás, en amabilísima entrevista en un diario limeño Armando Villanueva del Campo habló in extenso sobre la CTP y su imposibilidad de señalar delegados al próximo cónclave partidario de marzo. ¡Ni por casualidad emitió palabra en torno a la controversia entre Gloria S.A. y los obreros en Cartavio! La coincidencia no es una casualidad.

Más aún: ¿alguien de la plana oficialista del Apra, desde secretario general hacia abajo, ha dicho “esta boca es mía”? De ninguna manera. Ciertamente el jefe de Estado, tan ocupado en mil asuntos, no tiene un segundo para lo que ocurre en Cartavio. El designio soterrado, no escrito pero cumplido al pie de la letra es atender a la patronal Gloria S.A. y dejar a su suerte ignota a los trabajadores.

La empresa goza de respaldo policial que ha llegado en masa desde Trujillo y es casi seguro que siguen instrucciones que se dan por conductos regulares para apalear y “escarmentar” a quienes protestan. Hay que “citar” a comisarías a los trabajadores y botar a los líderes del sindicato para que no “hagan problemas”. Las autoridades del ministerio de Trabajo, señaladamente el señor Ferradas, guardan fidelidad sibilina con Gloria S.A. y no hay razón posible que pueda asistir a los obreros en sus justos reclamos salariales.

Hoy comienza, si así se ratificó en las últimas horas, la huelga general en Cartavio. Cualquier desmán, heridos o muertos, serán responsabilidad absoluta, vergonzosa y traidora de quienes han permitido que se llegue a estos extremos de conflicto. El gobierno puede ser acusado de violador de derechos humanos y laborales consagrados en múltiples tratados internacionales. ¿Tanta ceguera para qué?

Mi solidaridad con los trabajadores de Gloria S.A. en Cartavio. Y si acontece: ¡qué viva el paro general!

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!

Lea www.voltairenet.org/es hcmujica.blogspot.com

SOLO HAITI

Aprender de Haití
Ignacio Ramonet • Le Monde Diplomatique

Por muy “natural” que parezca, ninguna catástrofe es natural. Un seísmo de intensidad idéntica causa más víctimas en un país empobrecido que en otro rico e industrializado. Ejemplo: el terremoto de Haití, de magnitud 7,0 en la escala de Richter, ha ocasionado más de cien mil muertos, mientras que el de Honshu (Japón), de idéntica fuerza (7,1), acaecido hace seis meses, apenas provocó un muerto y un herido.

“Los países más pobres y los que tienen problemas de gobernabilidad están más expuestos a riesgos que los otros”, confirma un reciente informe de la ONU (1). En una misma ciudad, el impacto humano de una calamidad puede ser muy distinto según las características de los barrios. En Puerto Príncipe, el seísmo se ensañó con las desvencijadas barriadas populares del centro. En cambio, los distritos privilegiados de la burguesía mulata comerciante apenas padecieron estragos.Tampoco son iguales los pobres ante la adversidad. La Federación Internacional de la Cruz Roja sostiene que, en caso de desastre, “las mujeres, los discapacitados, los ancianos y las minorías étnicas o religiosas, víctimas habituales de la discriminación, son más castigados que los demás” (2). Por otra parte, aunque un país no sea rico, si se dota de una política eficaz de prevención de catástrofes puede salvar muchas vidas. En agosto de 2008, el ciclón Gustav , el más violento de los últimos cincuenta años, azotó el Caribe con vientos de 340 kilómetros por hora. En Haití mató a 66 personas. Sin embargo, en Cuba no causó ninguna víctima mortal…¿Es Haití un país pobre? En verdad, no hay países pobres; sólo existen “países empobrecidos”. No es lo mismo. En el último tercio del siglo XVIII, Haití era la Perla de las Antillas y producía el 60% del café y el 75% del azúcar que se consumía en Europa. Pero, de su gran riqueza sólo se beneficiaban unos 50.000 colonos blancos, y no los 500.000 esclavos negros que la producían.

Invocando los nobles ideales de la Revolución Francesa, esos esclavos se sublevaron en 1791 al mando de Toussaint Louverture, el Espartaco negro . La guerra duró trece años. Napoleón envíó una expedición de 43.000 veteranos. Triunfaron los insurrectos. Fue la primera guerra racial anticolonial y la única rebelión de esclavos que desembocó en un Estado soberano.

El 1 de enero de 1804, se proclamó la independencia. Sonó como un aldabonazo en el continente americano. Los esclavos negros demostraban que, por su propia lucha, sin la ayuda de nadie, podían conquistar la libertad. Afro-América emergía en la escena política internacional.

Pero el “mal ejemplo” de Haití -así lo calificó el Presidente de Estados Unidos, Thomas Jefferson- aterrorizó a las potencias que seguían practicando la esclavitud. No se le perdonó. Y nadie reconoció, ni ayudó a la nueva república negra, pesadilla del colonialismo blanco. Aún hoy, el viejo terror no ha desaparecido. Pat Robertson, telepredicador estadounidense, ¿no acaba acaso de afirmar: “Miles de hatianos han muerto en el seísmo porque los esclavos de Haití hicieron un pacto con el diablo para obtener su libertad” (3)?

El nuevo Estado independiente fue boicoteado durante decenios con la idea de “recluir la peste” en ese país. Haití cayó en guerras civiles que arrasaron su territorio. Se perdió la necesaria etapa de construcción de un Estado-nación. Institucionalmente, a pesar de la gran calidad de sus numerosos intelectuales, el país quedó estancado.

Después vino el tiempo de la ocupación por Estados Unidos que duró de 1915 a 1934. Y de la guerra de resistencia. El héroe de la rebelión, Charlemagne Péralte, fue crucificado por los marines , clavado en la puerta de una iglesia… Washington acabó por ceder Haití a nuevos dictadores, entre ellos: Papa DocDuvalier, uno de los más despóticos.

En los años 1970, aún gozaba Haití de soberanía alimentaria, sus agricultores producían el 90% de los alimentos que consumía la población. Pero el Plan Reagan-Bush, impuesto por Washington, obligó a suprimir los aranceles sobre la importación de arroz, producto básico del cultivo local. El arroz estadounidense, más barato porque estaba subvencionado, inundó el mercado local y arruinó a miles de campesinos que emigraron en masa a la capital, donde el seísmo los ha atrapado…La única experiencia de gobierno realmente democrático, fue la de Jean-Bertrand Aristide, dos veces Presidente (1994-1996 y 2001-2004). Pero sus propios errores y la presión de Washington lo empujaron al exilio. Desde entonces, de hecho, Haití se halla bajo tutela de la ONU y de un conglomerado de ONGs internacionales. El Gobierno de René Préval ha sido sistemáticamente privado de medios de acción. Por eso resulta absurdo reprocharle su inoperancia ante los efectos del seísmo. Hace tiempo que el sector público fue desmantelado y sus principales actividades transferidas, si eran rentables, al sector privado, o a las ONGs cuando no lo eran. Antes de convertirse en el Ground Zero del planeta, Haití ya era el primer caso de “colonialismo humanitario”. La tragedia reforzará la dependencia. Y por consiguiente las resistencias. El “capitalismo de choque”, descrito por Naomi Klein, hallará una nueva ocasión de reclamar -en nombre de la eficacia- la privatización integral de todas las actividades económicas y comerciales ligadas a la reconstrucción.

Estados Unidos está en primera línea, con sus Fuerzas Armadas desplegadas en una ofensiva humanitaria de gran envergadura. Resultado sin duda de un generoso deseo de socorrer. Pero también de indiscutibles intereses geopolíticos. Washington prefiere invadir Haití de ayuda que ver invadidas sus costas por decenas de miles de boat people haitianos. En el fondo, se trata de la misma vieja obsesión: “recluir la peste”…
Notas:
(1) Riesgo y pobreza en un clima cambiante. Invertir hoy para un mañana más seguro , Naciones Unidas, Nueva York, mayo de 2009.
(2) Informe Mundial sobre los desastres 2009 , Cruz Roja Internacional, Ginebra, julio de 2009.(3) Christian Broadcasting Network, 14 de enero de 2010

Nos quedará algo?

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Lagrimas negras

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