jueves, 15 de octubre de 2009


LOS DOS PERU DE SIEMPRE
Sinesio López Jiménez
Jaime de Althaus confunde su biografía con la historia del Perú. Cree que la historia del capitalismo en el país comienza con él (y con Fujimori). Piensa que el modelo neoliberal es la única revolución capitalista y que las anteriores formas de desarrollo capitalista (el modelo oligárquico-exportador y la industrialización sustitutiva de importaciones) no eran tales sino que eran economías rentistas. De Althaus ve sólo las rupturas, pero es ciego ante las continuidades del pasado. Ciertamente hubo un cambio en la estructura de la propiedad, en el establecimiento de una economía de mercado y en el descentramiento del estado, pero hubo también continuidades importantes : El nuevo modelo se construyó sobre la estructura estatal anterior, es decir, las inversiones vinieron principalmente atraídas por las privatizaciones de las empresas estatales que estaban ubicadas en los sectores primarios (minas, agricultura) y de servicios (energía bancos, telecomunicaciones, hoteles, etc.), este fue un cambio en la propiedad y la gestión y continuidad en los sectores” (Gonzales de Olarte, 2008).
Como el modelo oligárquico-exportador, el neoliberalismo peruano es también un capitalismo inducido por la demanda externa de materias primas de China, de Europa y de Estados Unidos. Sus impulsos vienen de afuera y su dinámica y su crisis dependen de afuera. Por esa razón Efraín Gonzales de Olarte caracteriza al neoliberalismo peruano como un modelo primario exportador y de servicios (Peser). Junto a las minas y a los servicios se ha desarrollado, es cierto, un sector industrial articulado a la agro-exportación y a los servicios. Salvo este último sector, el neoliberalismo despliega una producción basada en una alta intensidad de capital y en poca absorción de mano de obra. Su eslabonamiento a otros sectores de la economía es muy débil, lo que reduce su efecto multiplicador en la producción y en el mercado. Además, el neoliberalismo ha fragmentado el mundo del trabajo y ha destruido su capacidad de acción colectiva diferenciando a los trabajadores en planilla de los contratados, los services, etc. En el sector minero, por ejemplo, sólo el 30% está en planillas y el 70% es mano de obra volátil y sin derechos: no tienen seguro, ni vacaciones, ni jubilación.
El neoliberalismo es un modelo de desarrollo centrado en la costa, en Lima y en muy pocos oasis de otras regiones: “En 1940 Lima tenía 645 mil habitantes y representaba el 10% de la población del Perú. Hoy en día concentra unas 8 millones de personas, es decir, 30% de la población y alrededor de la mitad del PBI. El ingreso familiar per capita equivale a 3.7 veces el de Ayacucho. El problema es doble. Por un lado, estas brechas de ingreso son muy grandes y, por el otro, el diferencial no tiende a cerrarse” (Economía y Sociedad, 72, septiembre 2009). La costa crece, se desarrolla, se diversifica, distribuye empleos e ingresos, reduce la pobreza, pero la sierra y la costa permanecen estancadas. La costa está articulada por el mercado mientras la sierra busca integrarse a través de la demanda de nación y de más Estado. Mientras la pobreza se ha reducido de 36.1% en 2004 a 25.7% en 2007 en la costa, ella sólo se ha reducido de 64.7% al 60.1% en la sierra en el mismo período (Francke, 2009). La desigualdad, en cambio, sigue victoriosa. Pese a que el Perú ha tenido en estos últimos 7 años altas tasas de crecimiento, el alto nivel de desigualdad casi no se ha movido.
El neoliberalismo es asimismo poco distributivo. Pese a que el crecimiento del PBI y la rentabilidad promedio de las empresas han crecido significativamente los sueldos y salarios no han mejorado. La participación del trabajo en el PBI ha bajado de 25% en el 2002 a 21.9% en el 2007. La distribución del ingreso presenta cifras de escándalo: El sueldo promedio del sector A es 20 veces más que el salario promedio del sector E. (Campodónico. 2009).
ISAREL ENTREGA A LAS FUERZAS REPRESIVAS HONDUREÑAS SU "ARMA SECRETA PARA REVOLTOSOS", VERDADERO ORGULLO DE LA CIVILIZACION

Octubre 3, 2009 cuadernodetrabajo


“Gracias al ejército israelí”, anuncia un diario de Tegucigalpa, la Policía Nacional tiene el cañón sónico que ahora es “utilizado para neutralizar a los violentos miembros de la resistencia”. La revelación pertenece al periodista Jean-Guy Allard.
Después del LRAD, también suministrado por Israel a través de una firma local propiedad de un ex militar israelí que trabajo con la CIA, las tropas del dictador hondureño Micheletti se beneficia de lo que La Tribuna califica como la “tecnología de punta que les ha ayudado a bajar la violencia entre los seguidores de Manuel Zelaya”.
Llamado el “Screamer” (“El Gritón”), el equipo es, según el rotativo golpista, utilizado por primera vez “públicamente” en Honduras. No se precisa si los técnicos encapuchados de la policía que lo manipulan son hondureños o si, como es probable, pertenecen a las fuerzas armadas sionistas.
Dice textualmente La Tribuna que se trata de “la última arma secreta en dotación desde hace tiempo por el ejército de Israel, usada públicamente sólo ahora después de muchos años de experimentación”. Señala el texto anónimo del diario como al ocurrir una concentración de manifestantes, “pasa un carro blanco con dos policías e igual número de militares, con dos aparatos desconocidos, semejantes a parlantes de sonidos, pero no de los convencionales, se miran modernos”. Y precisa con el mismo cinismo: “Pocos segundos después emite un sonido que corta el aire: La multitud agitada, cae en pánico, se tapa los oídos y se contuerce del dolor”.
El periódico, otro vocero del nuevo poder fascista no precisa cuántas veces el arma ha sido experimentada por Israel contra los Palestinos pero explica como “sin ser un arma mortal”, el Screamer “puede provocar convulsiones, nauseas y terribles dolores de cabeza, a muchos metros de distancia”.
Con un evento orgullo, el periódico que pertenece al empresario golpista Carlos Roberto Facussé, ex presidente de Honduras, señala que el uso del equipo “es un evento sin precedentes, que representa un significativo cambio en las tácticas de guerrilla urbana”.

Nos quedará algo?

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Lagrimas negras

NOS QUIEREN GOBERNAR

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